Los conflictos prolongados como los de Yemen y Siria, la obstaculización constante de la ayuda humanitaria, la hambruna como arma de guerra, el aumento de la violencia contra las operaciones humanitarias y el difícil acceso por parte de las agencias internacionales a la población necesitada es una constante. Otorgar un mayor protagonismo a los agentes locales e «invertir en la humanidad» es una responsabilidad básica compartida según el Secretario General de las Naciones Unidas. No obstante, en el 2014, los agentes locales tan solo recibieron directamente el 0,2 por 100 de la financiación humanitaria internacional. Los retos de la ayuda humanitaria pasan, entre otros, por la necesidad de un mayor entendimiento entre agentes locales y agentes internacionales de la dinámica de poder en entornos de conflicto y una mayor integración de la ayuda humanitaria en iniciativas más amplias dirigidas a la transformación de las causas estructurales del conflicto. La Primera Cumbre Humanitaria Mundial celebrada en Estambul en mayo de 2016 ha puesto el foco en el empoderamiento de las ONG locales y nacionales como una nueva forma de trabajar y hacer más eficaz la ayuda humanitaria.